Con cierta dosis de rabia, un poco de tristeza y una pizca de frustración, he de reconocer que no he estado muy operativa en estas semanas en lo que respecta al mundo blog y me temo que voy a seguir así durante un período de tiempo indefinido y por ahora desconocido hasta para mí.
No es que me haya tomado unas vacaciones (que ya quisiera), tampoco es que sufra una crisis artística, un bloqueo de imaginación o una falta de inspiración que me impida ilustrar o escribir, aunque he de admitir que en verano, con las altas temperaturas, entro en modo de hibernación a todos los niveles pues mis neuronas se derriten más rápido que un cubito de hielo en el asfalto a 50 Cº y mi mano izquierda se declara en huelga con su crónico síndrome del túnel carpiano.
Sinceramente me gustaría dedicarle algo de tiempo a mi blog y también a los vuestros, pero entre otras cosas estoy bastante hecha polvo con esto del síndrome de la mano, tanto es así que me he obligado a utilizar la mano derecha y a volverme diestra durante una temporada para realizar muchas tareas rutinarias en mi vida diaria (comer, lavarme los dientes, peinarme, abrir botellas, tender la ropa, etc...), son actividades que a menudo realizamos por inercia y que nadie sabe lo que cuesta desempeñarlas hasta que se prescinde de una parte del cuerpo tan útil y servicial como es una mano. No es que me suponga un problema grave hacer esta serie de cosas con mi mano derecha puesto que, por ejemplo, con la derecha manejo el ratón del ordenador, el móvil, la cámara... (mano tecnológica la llamo yo... je, je, je!) vamos, que me desenvuelvo y manejo sin mayor dificultad o torpeza, pero me noto incómoda y extraña ejecutando tareas que le corresponden a mi otra mano porque supongo que es lo que sucede al ser zurda y tener el hemisferio derecho del cerebro más desarrollado que el izquierdo; pero bueno, excepto por lo de escribir y/o dibujar, podría declararme ambidextra.
Mi achaque no es que mejore mucho con este calor, más bien estas infernales temperaturas son las culpables de que se me inflame el nervio mediano, que va desde el antebrazo hasta la mano, presionándome la muñeca y dejándome los dedos hinchados, dormidos la mayor parte del día e inútiles. Realizar cualquier cosita de nada me supone un calvario, y además, para empeorar aún más la situación de mi mano estoy demasiado ocupada con algunas tareas domésticas, entre ellas la pintura (de brocha y rodillo en este caso), limpieza a fondo y demás.
Como la obligación (y la enfermedad) se anteponen forzosamente a la devoción pues no tengo más remedio que despedirme con un "hasta luego" muy a mi pesar y colgar el cartel de "cerrado temporalmente" en "Entre letras y pinceles", hasta que recobre la salud de mi mano y de mi mente, que en esta época del año repito que no soy persona, o mejor dicho: soy persona en estado comatoso.
Como no me gustaría despedirme sin más os dejo en compañía de la sencilla fotografía en sepia que encabeza esta publicación y que he realizado con mi réflex digital; la toma no es muy elaborada y desde luego no es que vaya a ser la fotografía del año, pero a mi entender ilustra de un modo rotundo esta entrada.
Un beso muy fuerte a tod@s y espero volver tan pronto como se me permita.
Un beso muy fuerte a tod@s y espero volver tan pronto como se me permita.